Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

Yaguara, Huila, celebra su tradición quesillera con un coloso de más de 100 kilos, un símbolo de resiliencia y sabor que atrae a miles de turistas cada agosto.

El municipio de Yaguará, en el Huila, ha encontrado en el quesillo su mayor atractivo. Esta historia de sabor y tradición comenzó en los años 70 y 80, impulsada por las familias campesinas afectadas por la construcción de la represa de Betania. La leche se convirtió en su salvación, naciendo así la producción artesanal de quesillo, un producto que con el tiempo se convertiría en un ícono regional.


Las familias Parra, Cabrera y Perdomo fueron pioneras en este proceso, perfeccionando técnicas ancestrales para lograr la textura suave y elástica que caracteriza al quesillo de Yaguará. "Era una forma de sobrevivir, de darle un nuevo sentido a nuestra vida", comenta Doña Emilia Parra, una de las artesanas más antiguas. Su dedicación y la de otras familias, marcó la pauta para la creación de un producto de calidad excepcional.


A finales de los años 90, esta tradición dio un salto gigantesco. La idea de elaborar el “Quesillo más grande de Colombia” surgió como una iniciativa conjunta entre productores locales, la Alcaldía y la Cámara de Comercio de Neiva, integrándose a las Fiestas Reales del Turismo. Cada agosto, el pueblo entero se une para producir esta maravilla gastronómica, un espectáculo que atrae a cientos de visitantes, consolidando a Yaguará como un destino turístico imperdible.


Este quesillo gigante, símbolo de la resiliencia y la tradición huilense, no solo representa una fuente de sustento para muchas familias, sino también un atractivo turístico que impulsa la economía local. La tradición quesillera de Yaguará proyecta al Huila como un destino gastronómico de primer nivel, un legado cultural que perdurará en el tiempo, demostrando la capacidad de transformación y el orgullo por las raíces campesinas.