Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

Presidente Petro acusa a Gutiérrez de "golpe de Estado", mientras este lo replica con la misma fuerza. La disputa escala a nivel nacional.

La guerra de palabras entre el presidente Gustavo Petro y el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, ha llegado a su punto más álgido. Todo comenzó con la intención de Petro de convocar una consulta popular rechazada por el Congreso, acción que Gutiérrez calificó como un intento de golpe de Estado. Esta declaración incendió las redes sociales y desató una virulenta respuesta presidencial.

El alcalde Gutiérrez, figura clave de la oposición, se mostró contundente en sus críticas a través de redes sociales, acusando al presidente de un "talante antidemocrático" y asegurando que Medellín no toleraría una ruptura institucional. Sus declaraciones fueron respondidas inmediatamente por Petro, quien, utilizando su cuenta de X, rechazó las acusaciones y contraatacó con una dura crítica al pasado violento del país. En sus palabras, el verdadero golpe de Estado fue la represión estatal en la Comuna 13.

La respuesta de Petro incluyó la polémica cifra de 6.402 jóvenes inocentes muertos con “balas del Estado”, recordando las heridas abiertas del pasado y relacionando la violencia del pasado con las acciones de gobiernos anteriores. Esta respuesta, altamente emotiva y cargada de simbolismo, buscaba enmarcar el debate más allá de la simple disputa política, presentando el conflicto como una lucha contra la impunidad y la injusticia.

La consulta popular, inicialmente enfocada en la reforma laboral, y que ahora se especula incluirá preguntas sobre la reforma a la salud, fue hundida en el Senado. Las consecuencias de este enfrentamiento podrían ser un mayor polarización política y un recrudecimiento de la tensión entre el gobierno nacional y las alcaldías opositoras. El fantasma del pasado, invocado por el presidente, ha sembrado la semilla de un debate crucial sobre la memoria histórica y la justicia social en Colombia.