Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

Sentencia histórica: El expresidente Álvaro Uribe Vélez fue declarado culpable de fraude procesal y soborno, recibiendo una condena de 12 años de prisión domiciliaria. La Procuraduría apeló la decisión.

El 28 de julio de 2025, el sistema judicial colombiano se sacudió hasta sus cimientos. El Juzgado 44 Penal del Circuito de Bogotá dictó un fallo condenatorio contra Álvaro Uribe Vélez, uno de los políticos más influyentes del país. La noticia, mantenida bajo estricto secreto hasta la fecha oficial, generó una ola de especulación en los medios y redes sociales durante días. La tensión era palpable.


La jueza Sandra Heredia, responsable del veredicto, no emitió declaraciones públicas. Sin embargo, fuentes cercanas al caso indican que la decisión se basó en una exhaustiva revisión de pruebas presentadas por la Fiscalía. La Procuraduría, órgano de control del Estado, jugó un papel fundamental en el proceso, y su postura ante la sentencia ha sido clave en su desenlace.


El fallo, leído oficialmente el 1° de agosto, condenó a Uribe Vélez a 12 años de prisión domiciliaria, una multa significativa e inhabilitación para ejercer cargos públicos. La condena se centra en los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal, absolviéndolo del cargo de soborno simple. La sentencia, de 81 páginas, detalla minuciosamente las razones de la decisión judicial. La ejecución de la condena quedó supeditada a la decisión de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá que estudiará la apelación de la Procuraduría.


La decisión, que no ha dejado indiferente a nadie, ha reabierto un debate polarizante en la nación. La apelación de la Procuraduría, que argumenta errores en la valoración de pruebas y falta de tipicidad en algunos hechos, mantiene el futuro jurídico de Uribe Vélez en un limbo, avivando las pasiones políticas y generando incertidumbre sobre el rumbo de este trascendental capítulo de la historia colombiana. El país aguarda con aliento contenido la resolución del Tribunal Superior.