Por: Katherine Cruz

El nuevo peaje Laberinto comenzó a operar entre Hobo y Gigante, con descuentos temporales que serán eliminados gradualmente, generando preocupación entre ciudadanos y llamados al diálogo por parte de autoridades.

El flamante Peaje Laberinto, ubicado estratégicamente en el kilómetro 55+000 del corredor vial que une a Hobo y Gigante, comenzó su operación el pasado viernes 10 de octubre. Este nuevo punto de recaudo implementa tarifas diferenciadas por categoría vehicular, buscando optimizar la financiación del mantenimiento carretero. Inicialmente, se ha establecido una tarifa especial de $2.100 para vehículos de categorías I y II, presentada como un alivio transitorio.

Sin embargo, este "descuento temporal" ha polarizado a la opinión pública y a las autoridades. Mientras la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) asegura estar en mesas de trabajo para estudiar una tarifa diferencial más amplia, la comunidad y diversos gremios expresan su temor. Ciudadanos han advertido en medios locales que el levantamiento progresivo de estos subsidios podría ahogar el comercio intermunicipal.

La operación del peaje con tarifas especiales se percibe como una medida de transición, diseñada para amortiguar el golpe inicial en los usuarios. No obstante, la promesa de su eliminación gradual proyecta una sombra de incertidumbre sobre el futuro económico de la región. Las zonas rurales, con ingresos más limitados, serían las más afectadas por un inminente encarecimiento del transporte.

El verdadero desafío radica en encontrar un equilibrio entre la urgente necesidad de asegurar el mantenimiento y la mejora de la infraestructura vial, y la imperativa responsabilidad de evitar afectaciones económicas desproporcionadas. Las próximas discusiones entre la ANI, las autoridades municipales y los ciudadanos serán cruciales para definir el destino del Peaje Laberinto y sus tarifas. La población espera soluciones justas que no conviertan el desarrollo en una carga insostenible.