Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

El temor se apodera de Puracé, Cauca, luego de que el volcán homónimo escalara a alerta naranja. Autoridades ordenaron la evacuación inmediata de 70 personas en la zona de mayor riesgo. La tensión aumenta ante el inminente peligro que acecha a la comunidad.

La tranquilidad de Puracé, Cauca, se ha visto drásticamente interrumpida por una alarma volcánica que ha puesto a la comunidad al borde del abismo. El Servicio Geológico Colombiano (SGC) elevó la alerta del volcán Puracé a nivel naranja, desencadenando una orden de evacuación inmediata en sectores de amenaza alta. Este cambio crítico se debe a un aumento significativo en la actividad interna del coloso, generando gran preocupación entre los habitantes y las autoridades locales.

Alrededor de 70 residentes, cuyas vidas están directamente en la mira del volcán, se encuentran en la Zona 1, clasificada como de amenaza alta. Su partida depende ahora de una orden directa del municipio de Puracé, que ejerce su autonomía en esta decisión crucial. La incertidumbre y el nerviosismo se apoderan de estas familias, que aguardan instrucciones claras en medio de la creciente amenaza volcánica. Es una situación que requiere acción coordinada.

La red de monitoreo del SGC detectó un preocupante incremento en la sismicidad, emisiones continuas de gases y columnas de ceniza que superan los mil metros de altura. Aunque la entidad aclaró que la alerta naranja no implica una erupción inminente, sí eleva drásticamente la probabilidad de un evento volcánico mayor. Ante este panorama, el Gobierno nacional y las entidades de gestión del riesgo activaron protocolos de alistamiento, enviando personal y equipos para una posible emergencia.

Los "cambios significativos" en la dinámica interna del Puracé son la clara señal de una amenaza que no puede ignorarse. Las autoridades han instado a la comunidad a usar tapabocas y protección ocular ante la posible caída de ceniza, además de cubrir fuentes de agua y tener listo un kit de emergencias. La vigilancia constante y la coordinación entre comunidades, resguardos indígenas e instituciones serán cruciales para evitar una tragedia, mientras el SGC promete reportes diarios.