domingo, 30 noviembre 2025
Por: Bryan Steven Cardona Ciceri
Un acontecimiento sin precedentes sacude el panorama económico colombiano. El desempleo se desploma a niveles históricos, generando asombro y euforia, y consolidando una nueva era de oportunidades que redefine el futuro del país.
Una revelación impactante ha conmocionado a Bogotá este 28 de noviembre de 2025. Las cifras oficiales, divulgadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), revelan que la tasa de desempleo nacional cayó a un asombroso 8,2% en octubre de este año. Este dato no solo representa una disminución notable de 0,9 puntos porcentuales respecto al 9,1% registrado en el mismo mes de 2024, sino que también marca la segunda tasa más baja de todo el siglo XXI, dejando a muchos boquiabiertos.
El presidente Gustavo Petro, con una euforia palpable, calificó este logro como un "éxito indudable del Gobierno del Cambio". En una alocución triunfal al país, el mandatario destacó que esta mejora traduce la creación de casi un millón de empleos (exactamente 997 mil) en solo un año, una hazaña que desafía las expectativas. Petro enfatizó que este hito se ha conseguido en un contexto de precios internacionales del petróleo significativamente bajos, a diferencia de épocas anteriores donde tasas similares solo se alcanzaban con barriles por encima de los 100 dólares.
El jefe de Estado explicó que este extraordinario resultado es fruto de una reorientación estratégica. Se ha logrado potenciar la "economía real de Colombia", priorizando sectores fundamentales como la agricultura y la industria, que ahora están generando riqueza sostenible y empleo. Con una visión audaz, el presidente estimó que, de mantenerse esta dinámica ascendente, es "muy posible que el mes entrante la tasa de desempleo en Colombia sea la más baja de todo el siglo", una predicción que tiene a la nación al borde de la expectación.
Este conjunto de resultados laborales, que el presidente califica de "espectaculares", marca un giro trascendental en la política económica del país. Se abandona la dependencia del petróleo y el carbón para dar paso a un modelo centrado en la agricultura, la industria y los servicios, incluyendo el cuidado y los servicios públicos. A esto se suman indicadores positivos como la tasa global de participación, que subió al 65%, y la tasa de ocupación, que alcanzó el 59,7%, demostrando que no solo hay más gente trabajando, sino también un creciente deseo de integrarse al mercado laboral, cimentando una nueva senda de prosperidad.
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