Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

¡Un triunfo épico! El 7 de agosto de 1819, el ejército patriota, liderado por el mismísimo Bolívar, aplastó a los realistas en Boyacá, sellando el destino de la Nueva Granada y abriendo el camino a la independencia. Una victoria que sacudió al Virreinato!

Hace 204 años, en las cercanías de Tunja, se libraba una batalla que definiría el futuro de un continente. Un enfrentamiento entre gigantes, entre la libertad y la opresión, que culminó con un triunfo resonante para los patriotas. ¡Un día para recordar para siempre!


La épica Batalla de Boyacá, ocurrida en el Puente de Boyacá, marcó un punto de inflexión en la lucha por la independencia de la Nueva Granada. Esta contienda, que enfrentó al ejército libertador, compuesto por tropas de diversas nacionalidades bajo el mando del Libertador Simón Bolívar, contra las fuerzas realistas españolas al mando del Coronel José María Barreiro, se desarrolló en un escenario de vital importancia estratégica. El resultado definiría el futuro de la región.


Bolívar, junto a figuras clave como Santander y Anzoátegui, empleó una brillante estrategia militar. El mismo Bolívar exclamó tras la victoria: "¡Soldados! Habéis salvado la patria. Vuestro heroísmo ha dado libertad a la Nueva Granada." Esta frase resume el espíritu de la batalla, un triunfo alcanzado a través de la valentía y la pericia militar de los patriotas que superó en número y logística a los realistas. La táctica de Bolívar, consistente en una maniobra de cerco y una ofensiva contundente, sorprendió a las tropas españolas, culminando en una decisiva victoria. Los realistas fueron derrotados y su líder, Barreiro, apresado.


La victoria en Boyacá no fue solo una batalla ganada; fue un símbolo de la lucha por la libertad, un parteaguas en la historia de Latinoamérica. La toma de Bogotá, apenas tres días después, consolidó el triunfo patriota, sentando las bases para la creación de la Gran Colombia. El legado de Boyacá perdura hasta nuestros días, conmemorado cada 7 de agosto como una fecha sagrada para el país, un triunfo que nos recuerda la importancia de la lucha por la libertad y la soberanía nacional. La influencia de este evento trascendió fronteras, sirviendo como inspiración en las luchas independentistas de otras naciones sudamericanas. El Puente de Boyacá, convertido en monumento, se alza como un símbolo imborrable de nuestra independencia.